No podemos entender a Castilla sin Cristo. Así lo entendían nuestros antepasados. De modo que celebremos la llegada del Niño Dios. Que Él nos colme de paz, salud y prosperidad para nuestra tierra castellana.
FELIZ NAVIDAD A TODOS.

Cuando pensábamos que Manuel Carmena era lo peor que le podía haber pasado a una ciudad como Madrid, llegó el señor Almeida para hacer santa a la anterior inquilina. Y no creo estar exagerando nada sobre este tema. Vamos a ir desgranando las fechorías de este individuo.
1. Madrid Central. «Vamos a quitar Madrid Central». Ese era el punto fundamental con el que el PP de Almeida se presentó en Madrid. Por ese punto millones de madrileños le votaron. Y es que hay millones de madrileños entre los que me cuento, que estamos hasta las narices de pagar un impuesto de circulación para luego no poder circular y aparcar donde queremos. Derecho que se adquiere teóricamente cuando lo pagas. Pues bien, a las 24 horas de haber ganado las elecciones, se desdijo de su principal promesa y manifestó que ya no quitaba Madrid Central. Que lo iba a reformar. Y lo ha reformado tanto, que nos ha hecho otro Madrid Central más grande, que ahora se llama Madrid 360. En resumen, el señor Almeida ha mentido. Es un mentiroso. Y no me sirve que por compromisos con la UE Madrid no puede quitar ese Madrid Central, porque si es así, no lo prometas. Embustero.
2. Parquímetros. Ya no son en el interior de la M30. Ahora se han llevado fuera. La excusa, «para evitar agravios comparativos» respecto a barrios que tienen el SER (servicio de estacionamiento regulado) y cuyos vecinos aparcan calles más allá para librarse de el pago o la multa. En serio, Almeida nos toma por tontos de baba (y quizá lo seamos). Es que siempre va a haber límites entre barrios y calles donde se paga y donde no. De modo que ya está la puerta abierta para imponer el SER en cualquier barrio de Madrid. Más recaudación y más abusar de unos ciudadanos que ya pagaban el derecho a aparcar cuando han pagado el impuesto de circulación. Nos están cobrando dos veces por el mismo derecho. Nos están timando y nos están robando, señor Almeida.
3. Aparcamientos SER (vecinos). En todo los barrios se han ido reduciendo las plazas para aparcar. En algunos distritos como el de Arganzuela es ya un abuso. Te quitan 10 plazas de coches y te ponen un mini-carril bici. Al me siguiente te quitan 30 plazas porque ya no se puede aparcar en batería. Luego vendrán aparcamientos de bicicletas que nadie usa y ahora últimamente aparcamientos para… patinetes. Con dos cojones. Se ríen en nuestra cara. O sea, que como hay ahora tantas empresas PRIVADAS que alquilan patinetes, les quitamos las plazas a los vecinos (plazas que han pagado) y se las damos a las empresas privadas de patinetes para que sigan haciendo negocio. Y vas y te quejas por escrito. Y te responden que según la ordenanza municipal, un 25% de las plazas de aparcamientos deben ser para «otros colectivos». Colectivos que no pagan por aparcar. Porque hasta donde yo sé, aparcar bicis y patinetes es gratis. Pero si aparcas tu coche, pagas como el pringado que eres. Les sugieres que dejen aparcar a los vecinos en las plazas azules (las que nos son de residentes) y se callan. No te responden. Miran para otro lado. Pasan de ti y te dicen que aparques en «otros puntos de la Ciudad». Así, con un par. No es que el señor Almeida y su equipo no hagan nada por mejorar el aparcamiento en Madrid. Es que directamente se han lanzado al acoso del vecino con coche. A ese vecino que repito, paga anualmente el impuesto de circulación aparte del SER. PAGA DOS VECES POR APARCAR y a cambio se le quitan cada más más plazas para poder hacerlo.
4. Limpieza. Lo resumo diciendo sin mentir lo más mínimo que Madrid apesta a orines. Y no solamente en relación a barrios humildes de la zona Sur, no. Hablo de céntricas calles de la Capital. Algunas como la Calle del Caballero de Gracia es un urinario público. No solamente los fines de semana. A diario los orines corren calle abajo, convirtiendo esta calle en una de las más inmundas de la Ciudad. Calle en la que abundan algunos restaurantes a los que yo no me atrevería a ir, pues el olor a PIS lo inunda todo. Incluso el conocido Oratorio de Caballero de Gracia, hay días cuyo interior apesta a orines. Algo que notan no solamente los fieles, sino también los turistas. A eso hay que añadir que esos mismos restaurantes tienen sus contenedores en el exterior, de los cuales gotean líquidos asquerosos que junto con los orines, contribuyen a que esta calle parezca sacada de la peor zona de tugurios de Calcuta. Y no es la única. Podemos hablar de la calle Leganitos, Plaza Mayor y calles adyacentes, Cuesta del Arenal, Puente de Segovia, etc. Madrid es una pocilga. En parte por la poca educación de algunos y en buena medida por el abandono absoluto que el Ayuntamiento del señor Almeida ha sometido a esta ciudad.
Y en relación todo esto, algo que nadie quiere mencionar. Es verdad que muchos de los problemas que tenemos con los orines en las calles, se deben a personas sin educación ni civismo. Pero también a la sobrepoblación de perros. Madrid no puede seguir aumentando su población canina (ya hay más mascotas que niños) porque si bien la mayoría recoge las cacas, no es menos cierto que nadie recoge los pises de los canes. Y donde lo hace uno, lo hacen 50 más. En Verano esta situación se hace ya insostenible debido a las altas temperaturas.
5. Parques y Jardines. Cuando gracias al gobierno del señor Sánchez, la Covid19 llegó a España y se colapsó la sanidad pública, dejando morir a más de 50.000 ancianos, el señor Almeida tuvo una gran ocurrencia. Cerrar todos los parques. En medio de una enfermedad respiratoria y cuando más necesitábamos aire limpio, Almeida nos cerró los parques. Pero no solamente parques pequeños de barrio, no. Cerró la Dehesa de la Villa, El Retiro y LA CASA DE CAMPO. La excusa fue que «había que evitar aglomeraciones». ¿Aglomeraciones en 1.800 hectáreas de Casa de Campo?. ¿Nos tomó el señor Almeida por imbéciles a los madrileños?. Pues parece que sí. También dejaron de funcionar las fuentes ornamentales y las de uso común provenientes del Canal de Isabel II. Incluso a día de hoy, siguen cerradas todas las fuentes del Cementerio Sur de Madrid. Todo esto ante un virus que como se ha comprobado, se contagia por vía aérea a través de partículas que expelemos al hablar o toser. No por el agua del Canal de Isabel II. Pero claro, había que hacer que se hacía algo, cuando en realidad no se hacía nada. De modo que la Casa de Campo estuvo cerrada más de dos meses, mientras la gente salía a pasear colapsando las aceras de la Capital. Bravo. Todo muy inteligente.
A esto se añade la política de desbroces y podas. Vamos a ver, yo entiendo que hay que prevenir incendios en el Verano y me parece que está muy bien desbrozar la maleza seca. Lo que nadie entiende es que en pleno mes de Abril y Mayo, cuando las plantas están en plena floración y de las cuales se alimentan muchos insectos como las abejas, se proceda a su destrucción con las desbrozadoras. Y no solamente lo he visto en los parques del interior de Madrid. Es que lo han perpetrado en la Casa de Campo. En concreto en los terrenos cercanos a los viveros del Puente del Rey y el Lago. Todo con mucho sentido común, sí señor. Quitar hierba y maleza verde para que el terreno pierda la humedad, se comience a cuartear y así contribuyamos al «cambio climático». Genial todo señor Almeida. Aplausos.
Mientras tanto las cotorras y palomas sigan campando a sus anchas por toda la ciudad, haciendo la vida imposible a los gorriones y repartiendo mierda en todos tendederos y en los coches de los vecinos de Madrid.
6. Obras. ¿Cómo es posible que zonas del Centro de Madrid, que solamente necesitaban arreglar su pavimento, estén de nuevo totalmente levantadas?. ¿En serio era necesario volver a poner en obras la Puerta del Sol, cuando no hace ni 10 años que se hizo nueva?. ¿Por qué medio Madrid está con obras innecesarias y costosas que no se necesitaban?. Adoquines ornamentales que se pusieron por Montera y calles cercanas, ahora se retiran y se cambian por asfalto. ¿Es más bonito el asfalto?. ¿Alguien entiende algo?. Nos quejábamos del gasto de Carmena en cambiar el color de los semáforos y nos encontramos ahora con cosas aún peores…
7. Transporte. Y este es un tema especialmente sensible para las personas mayores y para los ciudadanos que viven en barrios donde NO HAY METRO. Porque el Metro no ha llegado a todo Madrid. Hay zonas del Distrito de Arganzuela, donde la estación más cercana está a 25 minutos andando. Pues bien, esa circunstancia no es impedimento para que el Ayuntamiento del señor Almeida promueva eventos deportivos mensualmente, dejando esos barrios sin autobuses de la EMT y por tanto INCOMUNICADOS. Que eso perjudique a sus vecinos, a los discapacitados y a los ancianos, al señor Almeida le importa un pito. Lo mismo que le importa un pito que con sus peatonalizaciones de buena parte de la Ciudad, se quiten paradas de autobús y se lleven un kilómetro y medio más allá. ¿Los viejos o discapacitados?, que se fastidien. ¿No, señor Almeida?. Y luego se le llena la boca hablando de «nuestros mayores a los que tanto debemos»…
En resumen, asistimos a una de las peores gestiones de esta Ciudad que se recuerdan. Desidia, abusos, incompetencias, persecuciones ciudadanas y mentiras, son las señas de identidad de esa gestión lamentable y nefasta perpetrada por José Luís Martínez Almeida, todo su equipo de chpatintas y el Partido Popular de Madrid.
Verán, el próximo 31 de Mayo se celebra el llamado Día de Castilla La Mancha. Vamos, el día de su autonomía. Viendo el nombre de ese territorio, uno podría pensar que se trata de dos pueblos o comunidades diferentes unidas, pero no. La Mancha ha sido durante siglos una comarca castellana. La más grande de toda Castilla. Entonces si La Mancha es Castilla, ¿a que viene esa redundancia de denominación autonómica?. Pues porque su antecedente era Castilla La Nueva. Denominación tradicional de la región Sur de Castilla. Pero claro, como el PSOE y la UCD (con el aplauso de los separatistas vascos y catalanes, todo sea dicho) habían conseguido que Madrid no perteneciera ya a ese territorio histórico, había que cambiarle el nombre y el Señor Bono (PSOE) con su «enorme altura intelectual» improvisó esa nueva denominación y una nueva bandera. Por supuesto inventaron un estatuto de autonomía que los castellanos del Sur jamás refrendaron porque no fueron consultados. En resumen, un fraude. Un fraude de estatuto, de autonomía y de nombre.
Tampoco los castellanos de Madrid pudieron votar su estatuto en 1981. Algo que se sumó a la imposición de una autonomía por decisión del Congreso de los Diputados. Otro fraude, donde se dió el caso de imponer una autonomía que carecía hasta de bandera (no la tuvo hasta 1983).
¿Y los castellanos del Norte?. Pues otro carajal de cuidado. No les dejaron votar ni pronunciarse al respecto. Les impusieron una autonomía, de la que previamente les habían amputado Santander y Logroño (de nuevo con el aplauso del separatismo vasco) y además hubo otra víctima colateral, el pueblo leones, obligado a fusionarse con los trozos que quedaban de la antigua Castilla La Vieja. Otro fraude más, sin olvidar el fraude de Cantabria y el fraude de La Rioja.
En resumen, lo que se ha hecho con el pueblo castellano es un FRAUDE. Lo que se ha hecho con el pueblo leonés es otro FRAUDE, amén de una traición apoyada por algunos políticos leoneses. Los estatutos de Cantabria, La Rioja, Castilla y León, Madrid y Castilla La Mancha, son también fraudulentos. Un fraude que pervive en el FRAUDE más grande de todos y que hoy denominamos Estado Autonómico. Por todo esto los castellanos lo seguiremos denunciándolo hasta sus últimas consecuencias, caiga quien caiga. No nos van a callar. No van a poder con nosotros. Porque somos CASTELLANOS, porque eso nos convierte en HOMBRES LIBRES, porque no somos cualquier cosa y porque por nuestras venas corre la sangre de Isabel, del Cid Campeador y de los Comuneros de Castilla.
En mi modesta opinión, Castilla, al igual que los demás reinos cristianos peninsulares, nace como reacción a la invasión del 711 y con la clara intención de restaurar la España perdida, la España del Reino Visigodo. Por tanto no nace con la intención de ser nación y de encerrarse en sí misma. Se debe a un fin superior. Por tanto, no creo que Castilla sea una nación tal cual se entiende hoy el término. Creo que Castilla fue Reino independiente, con sus reyes, leyes, fueros, ejército y armada propios. Rango que no alcanzaron otros territorios hispanos. Pero sí puedo entender a Castilla en cuanto a nación cultural. A singularidad propia. A la identidad más evidente de cuantas existen en España. Y desde luego con todo el derecho a su pleno reconocimiento como región histórica de España. Como se podría articular ese derecho daría para otro debate. Pero yo lo enclavaría dentro de la propia Historia y Tradición castellana. Por otro lado, no creo que una nación pueda contener a otras y por tanto no creo que ese concepto sirva para definir con exactitud a una España diversa y plural. Tampoco creo que Castilla deba mirarse en el espejo de nadie ni imitar a nadie para ser como otros. Castilla debe ser castellana. Creo que Castilla ha sido un Reino que ha marcado la Historia Universal y que merece el respeto y el reconocimiento que hoy le niegan precisamente aquellos, en el centro y sobre todo en la periferia, que un día vivieron de sus gestas, de sus descubrimientos y de su poder económico y militar.
Lo peor de mentir es cuando se miente a sabiendas y no por desconocimiento. Y ciertamente con la titulación que ostenta el señor Pérez Royo, es evidente que tonto no es. Con haberse dado una vuelta por la Wikipedia, se habría pensado muy mucho lo de acusar a Castilla La Vieja de «franquista». De modo que iríamos al supuesto de que miente sabiendo que lo hace. Y no se me ocurre otro motivo que ese anti-castellanismo que a veces encontramos en la periferia de España. Siempre fruto de un enorme complejo de inferioridad y de desligarse de un pasado castellano que se aborrece. Y digo esto porque a nadie se le escapa que lejos de supuestas cunas califales, Andalucía Occidental, a la cual pertenecía antaño Sevilla, era la Castilla Novísima. Una región y ciudad de fuerte raíz castellana, a la cual pertenece el Sr. Pérez Royo y cuyos apellidos son el dedo acusador de sus propios antepasados castellanos. Quizá hijos de esa región histórica que él tanto desprecia y que no es otra cosa que el Norte de la totalidad del Reino de Castilla. O lo que los liberales de 1833 entendieron como región, basándose en referencias ya del Siglo XVI. Cuando ni Franco, ni el fascismo, ni Vox habían nacido. Liberales, sí, con Javier de Burgos a la cabeza, son los responsables de esa denominación. La cual se prolongó además durante las dos repúblicas, el franquismo y el vigente régimen español de 1978 hasta desaparecer por imposición «legal» en 1983. Y entrecomillo lo de legal porque al contrario que los andaluces, los castellanos del Norte y del Sur no pudieron votar sus estatutos de autonomía. Les fueron impuestos por la fuerza. Aquí la democracia fue menos generosa que en Andalucía, como ve.
De modo que ese franquismo, que en Castilla hizo más daño que en ningún otro lado (somos la cuna de la España vaciada), tendrá que buscarlo el Sr. Pérez Royo por otros lares. Quizá por la zona más casposa de Sevilla. No es una afirmación, es una sugerencia. También le sugiero que no vuelva a insultar a los castellanos. Quizá ya no tengamos a bravos capitanes como Fernández de Córdoba o Padilla. Pero sabemos recoger el guante cuando nos lo tiran a los pies.
Durante mucho tiempo el castellanismo ha vivido ajeno a Madrid y a su provincia. En un ejercicio de seguidismo de los nacionalistas periféricos, incluso algunos se han sumado a la madrileñofobia. Obviando que ésta es otra simple rama de la castellanofobia que anida en algunos territorios peninsulares. En definitiva, algunos castellanos son los tontos útiles de quienes siempre han estimado a Castilla como su enemiga. Y en buena medida su enemiga es, dado que una Castilla unida jamás toleraría el trato colonial que recibe de las burguesías central y periférica. Por otro lado, algunos jamás hemos entendido ese cerrilismo estúpido basado en reivindicar como castellano al Reino de León y obviar a Madrid y en menor medida a La Rioja y a Cantabria. Cuando estas 3 provincias aportarían mucho más a una Castilla unida que León, Zamora o Salamanca. De ahí que algunos hayamos pensado hace tiempo que determinados «castellanismos» no son tales. Sino obstáculos puestos adrede para frenar cualquier resurgimiento castellano, que ponga en cuestión no solamente el actual sistema autonómico, sino el propio Régimen del 78. El cual se basa entre otras cosas en la negación sistemática de Castilla y todo lo castellano.
Algunos parecen ver solamente a Madrid como una especie de aspirador que devora todo lo que tiene a su alrededor. Por un lado es así pero hay que ver un poco más allá. Hace unos años decía el Alcalde de Segovia que ellos miraban a Madrid y no a Valladolid. Esa frase resume esa realidad que no se quiere ver, cuando se adopta el punto de vista de quienes tienen interés en que Castilla siga dormida. Y es que Segovia vive de Madrid. A Madrid le debe su desarrollo y que algunos de sus pueblos hayan crecido en habitantes, gracias a esa población madrileña que ha decidido fijar su residencia fuera de la autonomía de Madrid. Y si hablamos de Segovia, lo hacemos también de Guadalajara, Toledo o Ávila. Los hechos son así de tozudos. Incluso los polígonos industriales más importantes de estas provincias son los que se sitúan más cerca de Madrid. Por otro lado y como ya hemos dicho, no solamente «ambas Castillas» son los lugares donde muchas veces los madrileños eligen para fijar su residencia. Es que además son los lugares favoritos donde adquirir una segunda o donde viajar para olvidarse de una Villa y ciudades saturadas y a veces invivibles. Algo que supone una gran esperanza para esa «España despoblada» que encubre en realidad a la Castilla muerta.
Este año tenemos en Madrid una doble celebración. Por un lado el ridículo aniversario de una autonomía que los madrileños nunca pidieron y cuyo Estatuto nunca votaron, remezclado con el hecho histórico de la Guerra de la Independencia contra los franceses. Que en realidad debería ser una celebración a escala nacional y no solo de Madrid. Por otro, la celebración de unas elecciones autonómicas, donde se está hablando de casi todo, menos de los problemas reales de los madrileños. Y aquí tenemos dos vertientes. Por un lado los problemas de una Capital saturada y cuyo único plan de desarrollo es crecer sin medida para ser una megalópolis donde nadie se conozca y nadie sepa quien es. Por otro, la realidad de una autonomía que constantemente da la espalda a los pequeños municipios que la componen y donde curiosamente sigue anidando con fuerza el sentimiento castellano. En realidad esta autonomía que nos fue impuesta para debilitar más aún a una Castilla ya troceada de antemano, sirve para dar de comer a la clase política que no encuentra pesebre en el Senado o en el Congreso de los Diputados. Y también para ser contribuyente neto a las arcas del Estado. Porque la realidad es que Madrid es hoy el motor de toda España. No porque aquí tengamos industrias o una agricultura y ganadería pujantes. Sino porque en su seno alberga a casi 7 millones de contribuyentes, sin cuyos impuestos otras autonomías, por ejemplo, ni si quiera podrían existir. Dicho en castizo, Madrid es hoy la teta de la vaca a la que muchos aspiran succionar. Pero dentro de lo malo, el madrileño no es hoy el ciudadano más saqueado de toda España. Por eso aquí sigue habiendo más dinamismo económico y más posibilidades para desarrollar empresas. Algo que no es bien visto desde el Estado y sobre todo desde la periferia anti-castellana. Quienes estiman que el madrileño debe ser estrujado mucho más para que el dinero de los impuestos siga fluyendo a sus territorios.
Por contra, otros pensamos como los Comuneros de 1521. Que el dinero de Castilla debe quedarse primero en Castilla. Que nuestros impuestos no deben usarse para empresas que nada tienen que aportar al pueblo castellano. Que debe haber una corresponsabilidad entre lo que se paga y lo que se disfruta. Y que el dinero de los castellanos de Madrid, debe usarse primero en las zonas menos desarrolladas de Castilla y luego en otros territorios, donde por no tener, ni si quiera tienen un tren decente. Y ese es el punto de vista que debemos tener como castellanos. O ser solidarios con quienes no tienen trenes o con quienes hace 30 años están comunicadas todas sus provincias por Alta Velocidad.
Madrid necesita de su madre castellana y esa madre necesita de su hija más fuerte. No puede ser castellanista quien acusa a Madrid de latrocinios pero exculpa a la periferia. No puede hablarse en serio de una Castilla unida, segregando de antemano a su provincia más rica. Y debemos seguir confrontando a quienes por intereses anti-castellanos y mezquinos, siguen diciendo que Madrid no tiene identidad. Los madrileños somos tan castellanos como los barceloneses catalanes. Y no puede ponerse como excusa ningún cosmopolitismo estúpido, cuando nadie en su sano juicio aplicaría el mismo para negar a los londinenses su identidad inglesa.
VIVA MADRID Y VIVA CASTILLA UNIDA
Puedo comprender que muchos españoles estén hartos del bombardeo mediático que hay con Madrid. Entre Ayuso, la «Plandemia» y Filomena. Pero imaginen también vuestras mercedes lo cansado que estamos los madrileños de tener permanentemente una lupa inquisitorial encima. Una lupa mediática fomentada, dirigida y sostenida desde el gobierno central. Porque al margen de las simpatías políticas de cada cual, hace falta ser verdaderamente estúpido para no darse cuenta de que Madrid es el objetivo de este gobierno ilegítimo que tenemos. Y es el objetivo ya desde tiempos de Zapatero, cuando el PSOE y toda su secta se dio cuenta de que jamás volvería a gobernar en esta autonomía que ellos ayudaron a inventar. Objetivo además del separatismo periférico, que no puede tolerar que una autonomía castellana marche económicamente mejor que ellos. Y ahora mismo este gobierno y el separatismo van de la mano y comparten esa meta a conseguir. Hundir Madrid, que en definitiva es hundir lo que queda de Castilla.
Respecto a la «Plandemia», hay que decir que Ayuso lo ha hecho mal. Básicamente porque tuvieron todo el verano del 2020 para hacer algo y se cruzaron de brazos. Ni contrataciones, ni reapertura de los centros de salud, ni preparación alguna para lo que podía venir en Otoño. Más tarde se empecinaron en la construcción de un nuevo hospital, que en mi opinión era innecesario. Porque lo que hacía falta era personal. Pero no simplemente contratarlo. Más bien auditarlo. Ver cuantos profesionales hay en la Sanidad de Madrid, Cuántos siguen haciendo teletrabajo, sin atender a sus pacientes y cuantos liberados sindicales figuran como trabajadores, cuando se han negado a incorporarse a sus puestos en plena emergencia sanitaria. Y una vez los datos en la mesa, ponerle remedio.
Lo dicho, Ayuso no lo ha hecho bien. Pero Pedro Sánchez no lo podía hacer peor. Ha sido su gobierno el responsable de la masacre de ancianos en las residencias. Ha sido su gobierno el que ha mentido a todos los ciudadanos con ese comité de expertos inexistente. Ha sido su gobierno el que ha mantenido y mantiene a un incompetente, inepto y criminal Fernando Simón al frente de todo este tinglado siniestro. Ha sido su gobierno el que ha ocultado las cifras totales de muertos, que hoy rondan los 80.000 fallecidos. Colocando a España como el segundo país con la mayor tasa de mortalidad por habitantes por el Coronovirus en el contexto mundial. Ha sido su gobierno el que ha presionado y sobornado a los medios de comunicación para que no mostraran los ataúdes, mientras hacían lo contrario con otros países como Estados Unidos o Brasil. Y ha sido su gobierno el que ha alentado manifestaciones frente al Hospital Isabel Zendal, donde hay médicos y enfermeras trabajando y muchos enfermos de la Covid19 intentando curarse. Algo que me parece repugnante y que vuelve a poner sobre la mesa la catadura moral del actual Presidente del Gobierno. Un hombre sin principios, sin moral y cuya intención es mantenerse en el poder a toda costa para cumplir la labor encomendada por su protector. El delincuente y especulador financiero, George Soros.
Pero sería injusto por mi parte no extender esa crítica a toda la clase política española. Desde el PSOE al PP. Y desde Vox a Bildu, Todos en mayor o menor medida, son cómplices de la actual situación de España. Todos se afanan en mantener un régimen que hace aguas. Un estado autonómico criminal, que nos ha costado miles de vidas, al no permitir que la sanidad de unos ayude a la de los otros. Una casta política que en general, está dispuesta a sacrificar a todo el país si con ello salvan sus privilegios, sus corruptelas, su podrido estilo de vida y sus pesebres.
Hoy más que nunca la mal llamada democracia española, se ha rebelado como una dictadura partitocrática, donde los ciudadanos se hunde en la miseria, rodeados de toneladas propaganda, demagogia y de repugnante palabrería liberal. Que Dios nos ayude y nos libre de ellos.