El pesebre nacional
CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
TÍTULO VIII
De la organización territorial del Estado
CAPÍTULO PRIMERO
PRINCIPIOS GENERALES
Artículo 137
El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses.
Artículo 138
1. El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad, consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo, entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular.
2. Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales.
«Nos reímos de vosotros y en vuestra cara». «Estamos dispuestos, si hace falta, a dejaros sin pensiones, sin sanidad y sin educación para poder seguir adelante con este estado autonómico del que comemos y que está quebrado». Éste parece ser el mensaje de la casta al pueblo español tras la celebración de ese tinglado denominado Conferencia de Presidentes Autonómicos. Un encuentro inventado en su día por un presidente cretino (Zapatero) y continuado ahora por otro cretino (Rajoy). Todo ello edulcorado por todo ese grupo de medios de comunicación dependientes de la oligarquía financiera española, que es en definitiva el verdadero gobierno de España. Porque hay que dar a la población la sensación de que todo va bien y viento en popa, a pesar de que le país tiene una deuda que supera el 100% del PIB. España va bien o desde luego va bien, entre otros para los de la foto de arriba.
Esos medios han destacado que detrás del paripé ha habido quejas. Y es que nuestros presidentes autonómicos quieren más dinero. O sea, quieren seguir con lo mismo que en décadas anteriores. Vamos, gastar muy por encima de lo que ingresan como entes autonómicos. Y que los consiguientes números rojos en sus cuentas, los tape el Estado. O sea, nosotros, los ciudadanos, que somos los que pagamos los impuestos.
Según cifras del 2015, mantener las 17 autonomías viene a costar a los españoles unos 88.000 millones de euros al año. Solo con la mitad de este coste, daría para mejorar sustancialmente todo el entramado de derechos sociales que constituyen básicamente el llamado estado del bienestar. Además serviría para atender con urgencia uno de los mayores problemas que tenemos en España, que no es otro que la baja natalidad y que se traduce luego en un envejecimiento enorme de la población y por ahí llegamos también a la crisis del sistema de pensiones y a la sostenibilidad de la sanidad. Pues bien, de nada de esto se ha tratado en esa conferencia superguay que nos ha vendido el Gobierno de España.
Pero aún ha habido otro dato peor si cabe. La ausencia, a modo de provocación, del gobierno vasco y del catalán. Todo ello justificado con lo de que ellos son otra cosa, tienen un trato bilateral con el Estado y que por tanto están a lo suyo. Ellos son naciones y no regiones de España. Traducido al Castellano, «nosotros no nos juntamos con parias regionales», «somos los intocables». Los ricos no se juntan con los pobres, aunque sin la contribución de esos «pobres» los pensionistas vascos y catalanes no cobrarían mensualmente su paga. Ante ello, la respuesta del gobierno central no se ha hecho esperar. No va a haber tratos de favor ni privilegios para nadie. Y para demostrarlo la Vicepresidenta del Gobierno se ha abierto un despacho en Barcelona. No sabemos si pronto hará lo mismo en Vitoria. Pero recordemos que este mismo gobierno multó a Extremadura el pasado año por incumplir el techo de gasto, mientras ha seguido dando dinero a una autonomía como la catalana, que hace lo mismo, con la diferencia de que su deuda con el Estado es de 70.000 millones de euros y que ella solita se come la mitad del Fondo de Liquidez Autonómica. La otra mitad se la comen los socialistas en sus cortijo andaluz.
Como vemos esto no es un tema de catalanes y vascos. Esto es un tema de actitud de un Estado que se niega a tratar a todos los ciudadanos con igualdad como marca la Carta Magna. Y las pruebas son aplastantes. Este es el problema de un Estado y una casta política empeñados en seguir adelante con una España autonómica inviable. Sostenella y no enmendalla. Ignorando el horizonte de bancarrota que se cierne sobre todo el país. Intentando como sea salvar unas autonomías construidas de espaldas a los pueblos de España, a sus tradiciones y a sus identidades. Haciendo ver que necesitamos mantener como sea entes autonómicos inventados como la Comunidad de Madrid, Cantabria o La Rioja. Pasando por encima de los derechos de pueblos borrados del mapa como el pueblo leonés. Y troceando otros que siempre fueron uno, como es el caso de Castilla. Y todo ello, como digo, para seguir manteniendo contentos a la burguesía vasca y catalana, asegurándole por otro lado un jugoso pesebre a la casta política española. Porque eso y no otra cosa son las actuales autonomías. Lugares donde la casta política come de los impuestos de los ciudadanos. Y todo ello en un momento de crisis, donde se ponen en cuestión derechos básicos de los ciudadanos, pero no se cuestionan las autonomías, su número, sus competencias y sus duplicidades con el estado central.
¿Reacciones ante todo esto de Podemos o Ciudadanos?. Ninguna. Simplemente aspiran a su trozo del pastel, como hace el PP, el PSOE o IU. Por eso no van a pedir una reducción de la tarta, aunque eso suponga una sangría al pueblo que la elabora. Es el gran pacto de silencio. Eso que no se toca y de lo que no se habla. Les va el sueldo en ello. Pero para los ciudadanos es una cuestión de emergencia nacional. Particularmente para los castellanos y los leoneses, obligados desde hace más de 35 años a acatar y pagar unas autonomías que nunca demandaron, nunca sintieron, nunca votaron y que les fueron impuestas para el único y simple beneficio de la casta política española.
SALVEMOS AL RÍO MANZANARES
Siento volver a escribir sobre este tema, pero soy vecino de Madrid y vivo pegado a la Ribera del Manzanares. Los ciudadanos de esta zona estamos verdaderamente indignados con este proceso de «naturalización» del río (así lo llaman desde Ahora Madrid). Vamos a ver, si ahora todo es tan natural. Que me expliquen porqué han construido escolleras artificiales bajo el Puente de Segovia. Porqué han tenido que desbrozar la maleza de malas hierbas que crecía bajo el puente, interrumpiendo peligrosamente el cauce del río. Que me expliquen porqué no se han limpiado los fondos como se dijo el pasado Verano. Y porqué se sigue negando que la fauna que ha salido ganando con toda esta idiotez de abrir todas las compuertas han sido los mosquitos. Sí, esas nubes de mosquitos que se meten hasta en la boca y por los que muchos vecinos han tenido que instalar mosquiteras en las ventanas de sus casas. Los que el Ayuntamiento niega y que cualquiera puede ver incluso ahora en pleno mes de Enero. Como también negaron los malos olores del pasado Verano, cuando era algo absolutamente palpable. Más que palpable, masticable, porque hasta podía mascarse el mal olor del fondo cenagoso por el que los vecinos hemos visto merodear hasta ratas. Y que nos expliquen cuanto ha costado a los madrileños cambiar los brazos hidráulicos de las presas del río, que ahora ya no se utilizan.
Decía Ecologistas en Acción que el Manzanares era un río muerto. Era y es falso. Es mentira y es demagogia. Había patos, cormoranes, gaviotas, tortugas, culebras de agua, garzas, pollas de agua, cangrejos, lavanderas, carpas y otras especies de peces. Todo eso desapareció al robarle al cauce casi 3 metros de agua de profundidad. De hecho muchas de esas aves hoy viven en el Lago de la Casa de Campo, donde sí pueden pescar. Dado que en el río ya no hay peces que comer.
Este llamado proceso de «naturalización» del Río Manzanares no estaba en el programa electoral de Ahora Madrid. Se lo sacó de la manga Inés Sabanés, concejala de Medio Ambiente. No se debatió en el pleno del Ayuntamiento. No se consultó a los vecinos ni a nadie. Incluso cuando esta barbaridad se ha llevado por delante el Club de Piragüismo, se ha mirado hacia otro lado. Ahora Madrid toma una decisión y la lleva a cabo por sus santos cataplines y en contra de los intereses de los vecinos de la zona. Como siempre, todo es democracia solamente cuando las decisiones las toman ellos. Si las hacen los demás, son imposiciones.
Solamente espero que cuando estos sectarios abandonen el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid todo vuelva y nunca mejor dicho, a su cauce.