Dios nos libre de los federalistas.
Voy a ser lo más claro y conciso posible, dadas las fechas y calores estivales en los que estamos. Algunos hablan desde hace meses de reformar la Constitución para darle una estructura federal al país. Bien, no es cierto. Quieren reformar la Constitución para darle más privilegios a dos regiones. Cataluña y País Vasco. ¿Como me atrevo a afirmar esto?. Pues porque este debate se ha originado a raíz del llamado «conflicto catalán». Aquel que empezó con el ultimátum de Artur Mas a Mariano Rajoy. «O me das un cupo como el que tienen los vascos o hago un referéndum para largarme» (vino a decir el del 3%). La respuesta de Mariano no se hizo esperar. «NO». A partir de entonces se han sucedido los espectáculos de manifestaciones, maquillajes, piruetas y no pocas sandeces de unos y otros. Pero en medio de todo esto apareció el nuevo «iluminado» del PSOE, Pedro Sánchez. Diciendo que él y solo él tenía la solución al problema. El estado federal y la nación de naciones. Y lleva con la monserga desde hace meses, mientras desde Cataluña el catalanismo le ha respondido que quieren la independencia y solamente la independencia. Pero no se da por aludido.
¿Y en que consiste ese pretendido federalismo de los socialistas y su nación de naciones?. Pues en eso, darle más privilegios a los que ya gozan de ellos y cambiar de nombre al estado autonómico por estado federal. Donde cada estado federado tendría la categoría de nación. O sea, Madrid sería una nación. Y la Rioja o Cantabria. No es broma. Así lo plantean abiertamente los tuerce botas de Ferraz. (http://www.elespanol.com/espana/20170813/238726446_0.html )
Y hablando de tuerce botas. Exactamente lo mismo piensan desde Podemos e Izquierda Unida. Serían capaces de llamar naciones a Castilla y «León» o Castilla La Mancha, con tal de no reconocer, mencionar o tan solo pensar en esa otra nación histórica que fue, es y será CASTILLA. Por que si Castilla no es nación, quien coño lo es en este laberinto llamado España. Pero es que Castilla les repele. Castilla les da grima y asco. Sí, Castilla, la de los Comuneros. Castilla, la de la Reconquista. Castilla, la de la democracia foral de Comunidades de Villa y Tierra. Castilla, cuyo emblema en piedra sigue incólume desde Arizona a Filipinas. Castilla, esa cuya lengua hablan hoy más de 600 millones de personas. Esa es la Castilla que odian.
Y es que para la izquierda española, Castilla no debe existir para que los castellanos sigan sintiéndose simplemente españoles y sobre sus espaldas pueda seguir levantándose este régimen antidemocrático, que impuso por la fuerza estatutos de autonomía que los castellanos no habían pedido. Para que su idea de España pueda seguir existiendo, a costa de seguir discriminando no solo a los castellanos, sino también a los extremeños, leoneses o aragoneses. Exactamente lo mismo que lleva haciendo y fomentando ese Partido Popular, al que dicen odiar tanto.
Castellanos, mediten sobre ello y abran bien los ojos.
Feliz Verano.
Seguimos resistiendo.

Al Estado le interesa que los castellanos no se reconozcan como tales y que sigan siendo simplemente españoles. Así tiene una base segura sobre la que existir. Al nacionalismo vasco y catalán esto le viene de perlas también para construir su victimismo y seguir sacando réditos electorales y sobre todo económicos, sin la oposición de 11 millones de castellanos concienciados. El problema es que un país no puede funcionar con tres sistemas a la vez. Uno centralista, otro regional autonómico y otro federal o confederal al mismo tiempo.
Todo esto sin olvidar que la burguesía nacionalista vasca y catalana, jamás aceptará que sus territorios estén a la misma altura que el resto. Lo que invalidará ya de facto cualquier solución federal en el futuro.
Los castellanos lo tenemos difícil, como siempre. Solos frente al gobierno central, frente a los nacionalismos periféricos y solos frente a nuestras propias administraciones autonómicas de segunda clase. Las que trabajan desde hace más de 30 años para borrar la conciencia castellana de nuestras mentes.