Reivindicación de la Identidad Castellana de Madrid

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El Estado autonómico es un fraude.

Verán, el próximo 31 de Mayo se celebra el llamado Día de Castilla La Mancha. Vamos, el día de su autonomía. Viendo el nombre de ese territorio, uno podría pensar que se trata de dos pueblos o comunidades diferentes unidas, pero no. La Mancha ha sido durante siglos una comarca castellana. La más grande de toda Castilla. Entonces si La Mancha es Castilla, ¿a que viene esa redundancia de denominación autonómica?. Pues porque su antecedente era Castilla La Nueva. Denominación tradicional de la región Sur de Castilla. Pero claro, como el PSOE y la UCD (con el aplauso de los separatistas vascos y catalanes, todo sea dicho) habían conseguido que Madrid no perteneciera ya a ese territorio histórico, había que cambiarle el nombre y el Señor Bono (PSOE) con su «enorme altura intelectual» improvisó esa nueva denominación y una nueva bandera. Por supuesto inventaron un estatuto de autonomía que los castellanos del Sur jamás refrendaron porque no fueron consultados. En resumen, un fraude. Un fraude de estatuto, de autonomía y de nombre.

Tampoco los castellanos de Madrid pudieron votar su estatuto en 1981. Algo que se sumó a la imposición de una autonomía por decisión del Congreso de los Diputados. Otro fraude, donde se dió el caso de imponer una autonomía que carecía hasta de bandera (no la tuvo hasta 1983).

¿Y los castellanos del Norte?. Pues otro carajal de cuidado. No les dejaron votar ni pronunciarse al respecto. Les impusieron una autonomía, de la que previamente les habían amputado Santander y Logroño (de nuevo con el aplauso del separatismo vasco) y además hubo otra víctima colateral, el pueblo leones, obligado a fusionarse con los trozos que quedaban de la antigua Castilla La Vieja. Otro fraude más, sin olvidar el fraude de Cantabria y el fraude de La Rioja.

En resumen, lo que se ha hecho con el pueblo castellano es un FRAUDE. Lo que se ha hecho con el pueblo leonés es otro FRAUDE, amén de una traición apoyada por algunos políticos leoneses. Los estatutos de Cantabria, La Rioja, Castilla y León, Madrid y Castilla La Mancha, son también fraudulentos. Un fraude que pervive en el FRAUDE más grande de todos y que hoy denominamos Estado Autonómico. Por todo esto los castellanos lo seguiremos denunciándolo hasta sus últimas consecuencias, caiga quien caiga. No nos van a callar. No van a poder con nosotros. Porque somos CASTELLANOS, porque eso nos convierte en HOMBRES LIBRES, porque no somos cualquier cosa y porque por nuestras venas corre la sangre de Isabel, del Cid Campeador y de los Comuneros de Castilla.

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Genocidio

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La Rioja es el nombre de una comarca de la Provincia castellana de Logroño. Ahora da nombre a toda la comunidad autónoma por encima del resto de comarcas. La Mancha es una comarca del Sur de Castilla, cuyo nombre forma parte de la denominación de esa autonomía (Castilla La Mancha); creando así una redundancia ridícula y una discriminación al resto de comarcas cuyos nombres no se mencionan. Cantabria da nombre a la Provincia castellana de Santander. Remitiéndose al nombre de un antiguo territorio en donde habitaron diferentes tribus célticas hasta el Siglo II a.C., cuando exterminadas por los romanos. La Comunidad Autónoma de Madrid es una provincia castellana a la que el Congreso de los Diputados obligó en 1981 a constituirse en autonomía, tras ser ilegalmente separada de Castilla La Nueva (actual Castilla La Mancha). La autonomía de Castilla Y León, hace mención en su estatuto a dos reinos históricos, que históricamente exceden a los límites geográficos de esa región autónoma. En su seno conviven dos identidades bien diferentes. Y esto es así por imposición del mismo Estado. De modo que a pesar de haberse apropiado del escudo y bandera de la antigua Corona de Castilla y León, ni es una cosa ni es la otra. Es algo. Algo artificial, ridículo y esperpéntico, que solo sirve de pesebre a los políticos que viven de ese «ente».
 
Todas estas irregularidades fueron una imposición del Régimen del 78. Todas sin base histórica alguna, violando la propia norma constitucional y a veces siendo justificadas con las excusas más ridículas. Todas ellas forman parte del intento deliberado del vigente régimen para borrar a Castilla del mapa. Y todas ellas ostentan estatutos de autonomía que jamás fueron refrendados por sus ciudadanos. Por tanto son estatutos de autonomía sin legitimidad alguna.
 
El intento de borrar una identidad, una cultura o aniquilar a un pueblo por motivos políticos o religiosos, se denomina genocidio. Y eso es lo que en esencia está sucediendo en España con Castilla,  con el pueblo castellano y en buena medida con el pueblo leonés.

Contra el provincianismo castellano

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Siempre digo que ser castellanista no es nada fácil. Lo llevo viendo desde que hace 15 años decidí meterme en este berenjenal. No sólo tienes que pelearte con los nacionalistas españoles y los nacionalistas periféricos. También con la izquierda y la derecha, a las que Castilla les importa y les ha importado siempre una mierda. Ahora también tenemos que andar con cuidado con una nueva moda, que es la de culpar de todo a Valladolid. Moda sobre todo en Burgos, donde algunos dicen ahora estar contra el engendro de Duerolandia, personalizándolo en Pucela.

En serio, si hay algo que puede hacer daño a un castellanista es verse arrollado por la estupidez de sus paisanos. Es descorazonador estar luchando contra todo y contra todos por una Castilla entera, fuerte, próspera y justa y ver que otros se dedican a pelearse por los despojos de una autonomía de opereta que además es inviable económica y demográficamente. ¿Dónde estaba Burgos en 1978?. ¿Peleando por una Castilla formada por Castilla La Vieja y La Nueva?. ¿Sudando la camiseta al menos por Castilla La Vieja en solitario?. ¿Burgos se solidarizaba entonces con nuestros hermanos leoneses?. No. Burgos salía a las calles a demandar la autonomía de Duerolandia en la creencia de que ellos iban a ser la capital regional. Como tantas otras veces, los castellanos viejos pasaban olímpicamente de sus hermanos del Sur del Guadarrama y preferían encamarse con los leoneses, aunque fuese a la fuerza. Eso sí, con tal de ser ellos la capital del engendro castellano-leonés.

Esto no es una acusación contra Burgos, sino contra aquellos que se denominan burgalesistas y que entienden que Castilla es Burgos y el resto es “otra cosa”. Que Burgos es la esencia identitaria de Castilla nadie lo pone en duda, pero cuanto menos ese espíritu recio castellano se ha echado en falta muchas veces desde 1978. Al menos Segovia tuvo la dignidad de oponerse a ser incluida en Duerolandia.

Pero esto no es sólo un tema de Burgos (provincia a la que peregrino varias veces al año porque me encanta), se da en otras partes de Castilla La Vieja y se da dentro del propio castellanismo. Como muestra ahí está esa escisión en el PCAS, promovida por los que jamás amaron Castilla y sólo buscaron beneficios personales, despreciando además a los militantes del Sur de Castilla. Algo que ya venía de lejos y que los que militamos en Tierra Comunera conocíamos muy bien. Pero es que incluso después de todo esto, sigue habiendo algunos que presumen en ciertos foros de 4 monos de preferir a su lado a los leoneses que a los castellanos del Sur. Que además no tenemos «nada que opinar» de los asuntos de la Castilla Norte. Y quien afirma esto, se denomina castellanista y va perdonando la vida a los de Castilla La Nueva… Lo voy a dejar aquí de momento.

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Valladolid, Burgos… No. La clave de Castilla no pasa ahora mismo sólo por esas dos provincias. Ambas con el mismo problema, la despoblación y el envejecimiento. La solución es Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Albacete y Guadalajara… La solución es Cantabria y La Rioja… Y Madrid. Madrid, sus 7 millones de habitantes y sus 66.000 millones de euros anuales al Estado, que los invierte esencialmente en Cataluña y en el País Vasco. Y esto sucede porque no estamos unidos y porque algunos que se dicen castellanistas están más por la soberbia y el sectarismo que por servir a su patria. Vuelvo a insistir, hay unos pocos que prefieren embarcarse en la lucha por las migajas del presente banquete autonómico, que pelear por la tierra de sus ancestros. La solución no es a ver quien debe ser la capital de una autonomía de tercera . La solución son las 14 provincias castellanas UNIDAS. No queremos las migajas, queremos sentarnos a la mesa del Estado con nuestros propios cubiertos y nuestra propia ración de tarta. Que para eso hemos ayudado a hacerla.

Va a haber cambios en España, sí o sí. Estamos en el momento clave. No se volverá a repetir. O sacamos a Castilla a flote, o desaparecerá bajo las aguas del olvido como la Atlántida. O tenemos altura de miras y verdadero patriotismo castellano o nos iremos directamente al guano. O nos dejamos del «hay que hacer» y lo cambiamos por el «voy a hacer» o vamos al precipicio. A Castilla no le quedan ni 20 años de vida. Y no exagero nada. Daros una vuelta por Cuenca o por Soria. Una parte será un desierto abierto al Fracking, centrales y vertederos nucleares. Otra será cotos de caza para el goce de la oligarquía de toda Europa. Y el resto estará en los museos de Historia de todo el mundo para recordar con vergüenza y escarnio a todo un pueblo que en un momento clave de su Historia se negó a luchar contra su desaparición.

¡CASTILLA DESPIERTA!

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Humor «duerolandiano»…

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Espero que nadie se enfade, pero si es así ajo y agua. Algunos estamos muy hartos de que se juegue con dos pueblos que han sido anulados y borrados del mapa hace 30 años y que encima se pretenda que este estatus de secuestro y amordazamiento se perpetúe para siempre. Y si algunos el secuestro y anulación de dos pueblos históricos lo encuentran gracioso a diario. Los castellanistas no.

¡CASTILLA NO ES LEÓN – LEÓN NO ES CASTILLA!

 

 

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Castilla ninguneada cada día.

Curioso, que no extraño, tras la conquista de la Copa de Europa por parte de la selección española, muchos de sus jugadores llevaban consigo banderas de sus comunidades, como Xavi Hernández y Piqué (la catalana), o Mata y Cazorla (la asturiana), o Silva y Pedro (la canaria), o Albiol (la valenciana) e incluso en otras ocasiones Ramos portaba la andaluza. Es triste ver que los inventos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha sólo hayan servido para dar poltronas y esperanza para trepas. Arbeloa, leonés de Salamanca, posiblemente por no sentir la comunidad a la cual le han hecho pertenecer, prefirió llevar en la cintura la bandera española. Por más euros que se gasten los de la Junta no consiguen hacer comunidad, es notorio el fracaso de su Fundación Villalar. A los ciudadanos de la comunidad autónoma de Castilla y León les da lo mismo la bandera de ajedrez, simplemente asumen que esta autonomía es la que forma parte su ciudad o provincia, del mismo modo que hubiesen aceptado otra artificialidad, como podría haber sido Castilla y Aragón o Galicia y León. Y los jugadores castellanos (Casillas, Torres, Iniesta y Llorente), todos ellos naturales de comunidades autónomas (Madrid, la artificiosa Castilla-La Mancha y La Rioja respectivamente) que han sido desmembradas de lo que debiera haber sido territorios de una comunidad autónoma genuinamente castellana, más de lo mismo, ninguno de ellos mostraron una bandera castellana, sino la española, o como en el caso de Llorente, la bandera de La Rioja. Ésto es lo que han conseguido los políticos de corte españolista, se han cargado el sentimiento de pertenencia a una comunidad, siempre reconocidas como País Leonés (Reino de León) y Castilla, dos pueblos, dos nacionalidades que sufren los atropellos orquestados desde las sedes del PP, PSOE, IU y ahora UPyD. SI NO NOS DEJAN SER LEONESES (ciudadanos de las provincias de León, Zamora y Salamanca), SI NO NOS DEJAN SER CASTELLANOS (ciudadanos de Cantabria, Burgos, La Rioja, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid, Palencia, Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Albacete) ¿por qué los que amamos la cultura del País Leonés (en leonés País Llionés) y a Castilla, mi viejo país, tenemos motivos para vitorear la unidad de España, los colores de un estado que no nos reconoce?, ¿acaso somos masoquistas?. No se trata de pedir independentismos que la población no aprobaría, sino de exigir al estado que reconozca los derechos legítimos de ambos pueblos, la de un País Llionés y una Castilla que no han dado ni un problema a una unidad que es ninguneada y puesta entre dicho por otros y que para evitarlo, ese mismo estado que da la espalda a las reivindicaciones de leoneses y castellanos, les rinde pleitesía. ¿Hasta cuándo?.
Juan Carlos García Hoyuelos