Reivindicación de la Identidad Castellana de Madrid

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2 de Mayo 2021. Madrid es Castilla.

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Durante mucho tiempo el castellanismo ha vivido ajeno a Madrid y a su provincia. En un ejercicio de seguidismo de los nacionalistas periféricos, incluso algunos se han sumado a la madrileñofobia. Obviando que ésta es otra simple rama de la castellanofobia que anida en algunos territorios peninsulares. En definitiva, algunos castellanos son los tontos útiles de quienes siempre han estimado a Castilla como su enemiga. Y en buena medida su enemiga es, dado que una Castilla unida jamás toleraría el trato colonial que recibe de las burguesías central y periférica. Por otro lado, algunos jamás hemos entendido ese cerrilismo estúpido basado en reivindicar como castellano al  Reino de León y obviar a Madrid y en menor medida a La Rioja y a Cantabria. Cuando estas 3 provincias aportarían mucho más a una Castilla unida que León, Zamora o Salamanca. De ahí que algunos hayamos pensado hace tiempo que determinados «castellanismos» no son tales. Sino obstáculos puestos adrede para frenar cualquier resurgimiento castellano, que ponga en cuestión no solamente el actual sistema autonómico, sino el propio Régimen del 78. El cual se basa entre otras cosas en la negación sistemática de Castilla y todo lo castellano.

Algunos parecen ver solamente a Madrid como una especie de aspirador que devora todo lo que tiene a su alrededor. Por un lado es así pero hay que ver un poco más allá. Hace unos años decía el Alcalde de Segovia que ellos miraban a Madrid y no a Valladolid. Esa frase resume esa realidad que no se quiere ver, cuando se adopta el punto de vista de quienes tienen interés en que Castilla siga dormida. Y es que Segovia vive de Madrid. A Madrid le debe su desarrollo y que algunos de sus pueblos hayan crecido en habitantes, gracias a esa población madrileña que ha decidido fijar su residencia fuera de la autonomía de Madrid. Y si hablamos de Segovia, lo hacemos también de Guadalajara, Toledo o Ávila. Los hechos son así de tozudos. Incluso  los polígonos industriales más importantes de estas provincias son los que se sitúan más cerca de Madrid. Por otro lado y como ya hemos dicho, no solamente «ambas Castillas» son los lugares donde muchas veces los madrileños eligen para fijar su residencia. Es que además son los lugares favoritos donde adquirir una segunda o donde viajar para olvidarse de una Villa y ciudades saturadas y a veces invivibles. Algo que supone una gran esperanza para esa «España despoblada» que encubre en realidad a la Castilla muerta.

Este año tenemos en Madrid una doble celebración. Por un lado el ridículo aniversario de una autonomía que los madrileños nunca pidieron y cuyo Estatuto nunca votaron, remezclado con el hecho histórico de la Guerra de la Independencia contra los franceses. Que en realidad debería ser una celebración a escala nacional y no solo de Madrid. Por otro, la celebración de unas elecciones autonómicas, donde se está hablando de casi todo, menos de los problemas reales de los madrileños. Y aquí tenemos dos vertientes. Por un lado los problemas de una Capital saturada y cuyo único plan de desarrollo es crecer sin medida para ser una megalópolis donde nadie se conozca y nadie sepa quien es. Por otro, la realidad de una autonomía que constantemente da la espalda a los pequeños municipios que la componen y donde curiosamente sigue anidando con fuerza el sentimiento castellano. En realidad esta autonomía que nos fue impuesta para debilitar más aún a una Castilla ya troceada de antemano, sirve para dar de comer a la clase política que no encuentra pesebre en el Senado o en el Congreso de los Diputados. Y también para ser contribuyente neto a las arcas del Estado. Porque la realidad es que Madrid es hoy el motor de toda España. No porque aquí tengamos industrias o una agricultura y ganadería pujantes. Sino porque en su seno alberga a casi 7 millones de contribuyentes, sin cuyos impuestos otras autonomías, por ejemplo, ni si quiera podrían existir. Dicho en castizo, Madrid es hoy la teta de la vaca a la que muchos aspiran succionar. Pero dentro de lo malo, el madrileño no es hoy el ciudadano más saqueado de toda España. Por eso aquí sigue habiendo más dinamismo económico y más posibilidades para desarrollar empresas. Algo que no es bien visto desde el Estado y sobre todo desde la periferia anti-castellana. Quienes estiman que el madrileño debe ser estrujado mucho más para que el dinero de los impuestos siga fluyendo a sus territorios.

Por contra, otros pensamos como los Comuneros de 1521. Que el dinero de Castilla debe quedarse primero en Castilla. Que nuestros impuestos no deben usarse para empresas que nada tienen que aportar al pueblo castellano. Que debe haber una corresponsabilidad entre lo que se paga y lo que se disfruta. Y que el dinero de los castellanos de Madrid, debe usarse primero en las zonas menos desarrolladas de Castilla y luego en otros territorios, donde por no tener, ni si quiera tienen un tren decente. Y ese es el punto de vista que debemos tener como castellanos. O ser solidarios con quienes no tienen trenes o con quienes hace 30 años están comunicadas todas sus provincias por Alta Velocidad.

Madrid necesita de su madre castellana y esa madre necesita de su hija más fuerte. No puede ser castellanista quien acusa a Madrid de latrocinios pero exculpa a la periferia. No puede hablarse en serio de una Castilla unida, segregando de antemano a su provincia más rica. Y debemos seguir confrontando a quienes por intereses anti-castellanos y mezquinos, siguen diciendo que Madrid no tiene identidad. Los madrileños somos tan castellanos como los barceloneses catalanes. Y no puede ponerse como excusa ningún cosmopolitismo estúpido, cuando nadie en su sano juicio aplicaría el mismo para negar a los londinenses su identidad inglesa.

VIVA MADRID Y VIVA CASTILLA UNIDA

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23 Abril 2018. Así son las cosas.

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A los niños de Duerolandia les enseñan que son castellano-leoneses. O sea, son como tomates y limones a la vez. A los niños de Castilla La Mancha, les dicen en el colegio que son castellano-manchegos. Como si la Comarca de La Mancha fuera algo diferente al resto de Castilla. Pero las cosas aún son peores. En Cantabria (Montaña de Burgos y Puerto de Castilla), les meten en el cerebro que son descendientes directos de unas tribus del Neolítico, que eran una nación antes de los romanos (Revilla dixit). Los críos de La Rioja crecen en una comunidad autónoma que ha tomado su nombre de una de las comarcas que formaban la provincia de Logroño. Y que vienen a ser algo así como unos «vascos erriotxarras» descafeinados. ¿Y los niños de Madrid?. Bueno, los niños de Madrid son poca cosa. Vagamente españoles y miembros y «miembras» de una provincia superprogre, donde al parecer cabe todo el mundo (que no se diga que no somos integradores y «cosmopaletos»…). Todo el mundo, excepto todo lo castellano. O sea, en pleno corazón de la Provincia, la Villa de Madrid, donde un día se alzara la fortaleza de Los Comuneros, lo castellano está prohibido. Prohibido nombrar a Castilla en la enseñanza, en los medios de comunicación e incluso en la calle. Ardua labor de censura en la que han participado todos desde 1978. Desde el PP al PSOE, pasando por IU, e incluso Podemos y la pijo-progresía del 15M (¿sabéis que llegaron a expulsar de la Puerta del Sol a un castellanista que enarbolaba el Pendón Morado?). Eso sí, luego más «federalistos» que Pi i Margall.

Bueno, pues esta es la situación de CASTILLA. Un pueblo censurado. O lo que la Unesco denominaría el genocidio cultural, identitario y silencioso de todo un pueblo milenario.

 

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Inasequibles al «caloret»

 

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Estoy contento, la verdad. Raro es el mes en que la Asociación Socio Cultural Castilla no tiene una nueva alta de un socio. Podemos decir con orgullo que cada vez somos más. Lo que significa que estamos haciendo las cosas bien.

En esta casa no hay tiempo para lamentos. Sabemos que a Castilla no le quedan ni 25 años de vida. Pero eso lejos de hundirnos en la miseria, nos sirve de acicate para seguir luchando. Como hizo Padilla en su momento. No calibró si la Batalla de Villalar se podría ganar o no. Simplemente se lanzó a la batalla. Y es que la verdadera belleza de la vida no está en ganar sino en luchar. Cuando alguien me pregunta que es el Honor, les hablo de Don Juan de Padilla.

Como decía no es tiempo de lamentos ni de soplar cenizas. Es tiempo de hacer castellanismo desde donde primero debe hacerse. Esto es, desde la calle, junto a nuestro pueblo y bandera en ristre. Sin esperar recompensas, sin buscar poltronas, sin lenguajes dobles. Lo que pedimos y queremos lo decimos donde haga falta. En Burgos, en Ávila, en Toledo o en Madrid. Y se nos entiende perfectamente. No somos políticos y nada ambicionamos, salvo recuperar nuestra tierra. Y no le debemos nada a nadie.

Por todo esto ayer bajamos a Toledo, entre otras cosas para honrar a Don Juan de Padilla. Nuestro mejor capitán. Aquel que junto a otros patriotas castellanos dieron su vida por su tierra y por su pueblo sin esperar recompensas ni venderse a nadie. Y sí, nos apretó fuerte el calor estival, pero superamos los 40 grados de Toledo con entusiasmo y el saber que hacíamos lo correcto. A los castellanos no nos para nadie. Somos hasta inasequibles al «caloret».


23 de Abril 2013: Castilla sigue pagando.

mapa castillaVivimos en un país cuyo régimen político lleva 36 años robando el dinero de los ciudadanos a manos llenas. Bien es cierto que hasta el comienzo de la crisis a finales del 2007 a nadie le importó demasiado. Habiendo dinero para consumir, todo daba igual. Tampoco les importaba a los castellanos. Y eso que llevan todo estos años siendo el equipo perdedor en esta Liga amañada por árbitros catalanes y vascos, cuyo colegio es presidido por el árbitro mayor, el Estado Español. Mientras las comunidades castellanas se hunden económica y demográficamente. Mientras a los madrileños se les miente desde sus instituciones autonómicas, se les dice que no son castellanos, que no tienen identidad y de paso se les roba 1000 millones de euros. Mientras a Castilla La Mancha queda esquilmada en sus recursos económicos, naturales y en sus derechos sociales, cuando su presidenta acumula 3 cargos políticos con sus respectivos sueldos. Mientras la Junta de “Castilla y León” vende una Historia sesgada y manipulada a una región tan artificial como anciana, en trance de desaparición y permitiendo que su territorio sea objeto de subasta por parte del nacionalismo vasco. Mientras se dice a los castellanos de Cantabria que no lo son y se les oculta que su región es económicamente inviable y que depende totalmente del Estado para su financiación. Y mientras los Riojanos viven bajo la sombra del nacionalismo vasco y de espaldas a su historia y cultura castellanas. Mientras todo esto pasa en Castilla, los castellanos siguen en estado de coma y pensando y obrando, no en Castellano sino en español. No creo que haya otro ejemplo mayor de indolencia e ignorancia en toda Europa.

Estamos cerca del 23 de Abril, Día Nacional de Castilla, a falta de otra fecha mejor y fiesta regional de la autonomía de “Castilla y León”. Los partidos de esa región falsa e impuesta por el Congreso de los Diputados en 1983, han decidido no hacer un manifiesto como en años anteriores. Consideran que es innecesario, puesto que la región está consolidada. Una de las señas de identidad de esa región es la llamada Guerra de las Comunidades de Castilla. Una guerra iniciada en 1520 en Toledo y finalizada al año siguiente en esa misma ciudad castellana. Una guerra capitaneada por un hombre de Toledo, Juan de Padilla y tras su muerte liderada por su esposa, María Pacheco, toledana de adopción también. No deja de ser curioso que una región que dice ser histórica, hunda sus fundamentos esenciales ni más ni menos que en una ciudad ajena a ese territorio, Toledo, mientras por otro lado pisotea los derechos de los leoneses. Pero da lo mismo. A los castellanos del Norte, cuyas vidas transcurren de espaldas a sus paisanos del Sur y atrapados en ferias de abril y rocieras importadas de Andalucía, parece importarles poco. Lo mismo sucede al Sur de Guadarrama.

Imagino que ante este espectáculo los huesos de María Pacheco y de su marido deben estar retorciéndose de dolor y de rabia. Es el precio que los héroes pagan en una tierra cuyos habitantes tienen escasa memoria para los actos de valor. Por esa falta de memoria ni Padilla ni María Pacheco tienen aún monumento alguno en Toledo. Por esa falta de memoria, Juan de Zapata no goza de una miserable calle que le recuerde en Madrid. Por esa falta de memoria y de amor por la tierra propia, los castellanos se extinguen como cultura diferenciada de Europa en el marasmo de la multiculturalidad globalista y capitalista. Y en su abulia, no solo pierden su identidad. Adoptan también la insana costumbre de dejarse saquear a manos llenas por un Estado al que creen propio, cuando ese ente se ha mostrado siempre como una losa para Castilla, bajo monarquías, repúblicas y gobiernos de derecha e izquierda. De toda esta lamentable situación no solo son cómplices unos castellanos ignorantes. Lo son sus instituciones y sus partidos políticos. Algunos de los cuales no dudarán en pasear su traición por las tierras de Villalar de los Comuneros, envueltos en banderas españolas bicolores o tricolores. Tierras donde aquellos patriotas castellanos acudieron en su día, bajo un estricto código de honor, a luchar y morir por su tierra.

Ojalá ese honor rebrote algún día. Ojalá las amapolas comuneras se abran paso de nuevo entre cardos con olor a orines, charcos de aceite y de cerveza, puestos de gilipollería de mercadillo y entre la mediocridad de una fiesta que es ya de todo, menos comunera y castellana.

 

“Desde entonces ya Castilla no se ha vuelto a levantar. En manos de rey bastardo o de regente falaz. Siempre añorando una Junta o esperando un Capitán…”

(Poema Los Comuneros, Luís L. Álvarez)

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Azaña: Castilla y Cataluña.

«No puede admitirse por parte de los teorizantes autonomistas el concepto de que Castilla (metiendo en esta expresión no sólo los confines geográficos de una región, sino todo lo que no es región autónoma o autonomizante); no puede admitirse, repito, el concepto de que esta parte de España ha confiscado las libertades de nadie, ni ha agredido las libertades de nadie. Quien ha confiscado y humillado y transgredido los derechos o las franquicias o las libertades de mas o menos valor de cada región, ha sido la Monarquía, la antigua Corona, en provecho propio, no en provecho de Castilla, que la primera confiscada y esclavizada fue precisamente la región castellana. Es oportuno recordar, señores diputados, que las ciudades castellanas en el siglo XVI hicieron una revolución contra el rey cesáreo, contra la majestad nueva, desconocida de España, y esta revolución puede tener dos caras: o bien se admira en ella el último destello de un concepto político medieval, o bien se advierte en ella, y se admira más, la primera percepción de un concepto de libertades del Estado moderno, que nosotros hemos venido ahora a realizar. Porque aquellas ciudades castellanas, sublevadas contra el César, reunieron unas Cortes revolucionarias y redactaron una Constitución revolucionaria, que elevaron al rey como suma de sus aspiraciones, y es una cosa que emociona, que profundamente emociona el espíritu de un español, leer en aquel texto constitucional frustrado, además de las máximas de buen gobierno, sugeridas por el buen sentido natural de las cabezas claras, de que hablaba el señor Ortega ha poco, los preceptos garantizadores de la libertad individual, que en todo el siglo XIX no hemos sabido consignar en una Constitución ni mucho menos cumplir; y es una cosa que emociona pensar que ha sido menester que venga la República en 1931 para que en la Constitución republicana se consigne por vez primera una garantía constitucional que los castellanos pedían a su rey en 1521.»


La pérdida de identidad del Real Madrid.

La pasada temporada asistimos atónitos al hecho de que el Real Madrid borrara de su escudo la cruz de la corona, al menos en algunos países musulmanes. El fin de tan lamentable medida, no tener problemas a la hora de vender la imagen del club en esos países y seguir haciendo caja. Algunos madridistas lo justifican precisamente por eso. La mayoría por el contrario, ha condenado tal hecho. No es la primera vez que ocurre algo así.

Los equipos de fútbol son parte de la Historia de los pueblos. Y el Real Madrid, que se ha convertido en un equipo universal hace tiempo, también tiene una larguísima Historia desde 1902. Esa historia queda reflejada en sus escudos. Si ahora mismo analizamos el escudo del Real Madrid sabremos muchas cosas sobre su origen. La M es por Madrid, la ciudad que vió nacer a la entidad madridista. La C y F siginifcan CLUB DE FÚTBOL. Y la corona le fué concedida en 1920 por el Rey Alfonso XIII. Corona que perdió en 1931 al proclamarse la II República Española y que recuperó de nuevo en 1941. Pero hay algo muy llamativo en el escudo y es la franja azul. ¿Que significa esa franja azul?. ¿Es por el cielo de Madrid, por carecer la ciudad de un puerto de mar?. No. Lo cierto es que el azul no tiene significado alguno en el escudo, aunque no siempre fue así. En 1931 al proclamarse la II República, el Real Madrid no solo perdió la corona, sino que además ganó esa franja que cruza el escudo. Esa franja era morada. En aquel tiempo se pensaba que el color de las banderas de los Comuneros de Castilla había sido el morado y en recuerdo al primer pueblo de España que se había sublevado contra un rey absolutista (en este caso el Emperador Carlos V), se decidió que la franja morada de Castilla estuviera también presente en la bandera de España. El Real Madrid, por entoces Madrid Club de Fútbol, incorporó esa franja morada por ser un equipo castellano. La franja morada se mantuvo durante toda la dictadura del General Franco.

Pero llegó el Régimen de 1978 y una de sus máximas fue hacer desaparecer a Castilla como territorio, pueblo e identidad más importante de cuantas hay en España. En esto como ya he recordado en otros artículos, estuvieron de acuerdo el PSOE, IU y el PP y con ellos el poder económico que les controla. No voy a entrar más a fondo en este tema. El caso es que al llegar las autonomías castellanas artificiales, se necesitaban nuevas banderas artificiales. Así la Comunidad de Madrid, expulsada ilegalmente de Castilla La Nueva y convertida en autonomía por la única voluntad del Congreso de los Diputados, necesitaba una bandera tras haber desestimado la enseña verde de la Diputación de Madrid. Tras consulta a la Real Academia de la Historia sobre el color de Castilla, la misma apoyó la idea de que el rojo carmesí debía ser el color de la nueva bandera al ser Madrid una «región» castellana. La misma entró en vigor en 1983, sustituyendo al tradicional e histórico Pendón o Bandera de Castilla que ya ondeaba en la mayor parte de los municipios de la provincia de Madrid, bien en rojo o en morado. El Real Madrid, a pesar de todo, mantuvo el «morado castellano» en la franja de su escudo, si bien durante la presidencia de Don Luís de Carlos (1978-1985), se dudó si poner dicha franja en rojo carmesí. También se mantuvo el morado en numerosas banderas y escudos de muchos pueblos castellanos y en equipos de fútbol como el Real Valladolid. No en vano, el error morado lleva más de dos siglos y no es fácil dar marcha atrás cuando tocamos temas relativos a la tradición de los pueblos.

Nada cambió en el escudo del equipo hasta 1997, siendo presidente del mismo Lorenzo Sanz. La franja se volvió azul sin más. No hubo explicación alguna ni por parte de Lorenzo Sanz ni de su Junta Directiva. Extraoficialmente se dijo que el Real Madrid no podía registrar su escudo con la franja morada porque algún particular lo había hecho antes y el Club necesitaba vender sus productos oficiales debidamente registrados con su escudo oficial. Por ello se recurría al cambio de color. Yo personalmente nunca me lo he creído y por las protestas que durantes años han llevado a cabo muchos socios en las asambleas, creo que los demás tampoco. Esas protestas de los socios han conseguido por ejemplo que el Real Madrid de vez en cuando recupere el morado como segunda equipación. También que la entidad recupere la antigua denominación para el filial de Segunda División, el Real Madrid Castilla (antes Real Madrid B). Pero el escudo sigue ostentando un color que no es de Madrid, ni es de Castilla, ni de nada. Y se me ocurren otras razones más oscuras para que esto siga siendo así. Y a los hechos de 1978 a 1983 me remito. Había que liquidar todo aquello que recordara a Castilla y el morado formaba parte de ello.

No me cabe ninguna duda que Florentino Pérez es un hombre que sabe hacer dinero y traer títulos para la afición madridista. Ojalá también sepa ser sensible a las preocupaciones de los socios, cuya inmensa mayoría prefieren hoy comprar una bufanda con el color morado, a las oficiales de Adidas en color azul. Si el Real Madrid ha sabido hasta ahora defender unos valores, los mismos deben empezar con la fidelidad a los colores de su glorioso escudo. El Real Madrid debe recuperar el morado para el mismo y no renunciar a su simbología por un puñado de euros o por parecer incorrecto en un sistema político que pretende enterrar todo lo castellano.