Reivindicación de la Identidad Castellana de Madrid

Archivo para May, 2015

2 de Mayo. Por Madrid. Por Castilla

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32 años después de traicionar al pueblo castellano y en particular al pueblo de Madrid, asistimos de nuevo a la representación teatral del Día de la Comunidad de Madrid. Basado ni más ni menos que en el levantamiento popular del 2 de Mayo contra las tropas de ocupación francesas. Un alzamiento de carácter nacional. Ni regional ni nada similar.

Así han funcionado las cosas en la Provincia de Madrid desde que en 1981 se inciara un proceso por parte de la casta política para desmembrar y anular a Castilla, siguiendo las directrices emitidas desde CiU y PNV, acatadas por UCD (PP), PSOE y PCE (IU). Los procesos autonómicos de las comunidades castellanas son unos de los puntos más oscuros de toda la Transición. Y lo son, no solamente porque se hicieron casi en secreto y de espaldas a los castellanos, sino porque los mismos ni tan si quiera fueron refrendados por la ciudadanía. Y así se hizo en Madrid. Excluida a la fuerza por los partidos «democráticos» que habían negociado las bases del nuevo régimen con los antiguos franquistas. Exclusión que supuso la marginación política y la anulación económica de toda Castilla, al quedar privada la misma de su provincia más rica e industrializada. Y todo un pelotazo para el Estado, del que actualmente obtiene para sus arcas 66.000 millones de euros, que no van a parar ni a los castellanos del Norte ni del Sur de Castilla.

Eso sí, a cambio los madrileños hemos tenido el extraño privilegio de dotarnos de una Asamblea propia para una sola provincia, de la cual comen 129 diputados regionales, con sus respectivos asesores y consejeros. Un pesebre de lujo para una clase política cada vez más voraz y más alejada de las necesidades de los ciudadanos de Madrid.

Pero la cosa no termina aquí. Es que cuando uno se lee la Constitución Española, se encuentra con varias sorpresas. Por un lado, la misma divide a los españoles en dos clases. Los que pertenecen a las llamadas «nacionalidades históricas» (Cataluña, País Vasco y Galicia) y los que pertenecen a las «regiones» (de segunda clase. Castilla y demás). También ofrece el derecho a constituirse en autonomías, aquellas PROVINCIAS que compartan historia y cultura comunes. Recalco lo de el derecho, que no obligación. Y sinceramente, no hay que ser muy avispado para darse cuenta de que autonomías como La Rioja, Madrid, Cantabria, Castilla y «León» y Castilla La Mancha, se hicieron vulnerando totalmente el espíritu constitucional. A mi entender en flagrante prevaricación. (*)

Ante este lamentable espectáculo, los castellanos no podemos permanecer de brazos cruzados. El Castellanismo debería haber dado una respuesta contundente hace tiempo, pero no ha sido así. Nos hemos quedado en el lamento y en poner una vela a Dios y otra al Diablo. Por un lado diciendo que queremos unir Castilla y por otro acatando sin críticas el actual mapa autonómico que nos perjudica como pueblo y como identidad diferenciada dentro de España. No podemos quedarnos en reclamar tímidamente más colaboración entre comunidades autónomas castellanas, cuando hasta nuestra cultura propia está siendo barrida desde esas instituciones impuestas y se tolera el hundimiento económico y demográfico de las mismas.

Dice nuestro Refranero que «el que no llora, no mama». Y para mamar hay que dar un puñetazo en la mesa de vez en cuando. Un puñetazo en la mesa denunciando ante la ciudadanía como se gestaron los procesos autonómicos en Castilla. Un puñetazo diciendo quienes se beneficiaron de la división castellana y como ha afectado esto al devenir de toda España. Un puñetazo afirmando nuestro deseo inalienable a ser reconocidos dentro de España como pueblo singular y diferenciado. Un puñetazo en definitiva, que deje muy clara nuestra intención de reclamar el derecho a regirnos por instituciones emanadas del pueblo castellano, refrendadas por el pueblo castellano y que culminen con la proclamación de la Comunidad Autónoma de Castilla. Sin apellidos, sin aditivos y genuinamente nuestra.

Y que no nos pongan de excusa la Constitución de 1978, aquellos que se han dedicado precisamente a vulnerarla durante 32 años. 32 años de mentiras, 32 años de lavado de cerebro al pueblo castellano y 32 años de vivir a costa de los castellanos. Autonomías como Madrid no tienen razón de ser. Nuestra Historia, Cultura e identidad son inequívocamente castellanas, por mucho que esta Villa y Provincia se hayan nutrido con ciudadanos de otras partes de España y del mundo. Barcelona es cosmopolita y nadie le niega su catalanidad. Hablamos Castellano, pensamos en Castellano, amamos a Madrid en Castellano. No hay ni un solo argumento de peso para que Madrid viva de espaldas al resto de Castilla. Y si lo hay, es el que conviene solamente a los políticos que hace 32 años traicionaron a Madrid y al resto de Castilla.

(*) CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978. Artículo 143:

«En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este Título y en los respectivos Estatutos.»

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