Reivindicación de la Identidad Castellana de Madrid

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23 de Abril 2013: Castilla sigue pagando.

mapa castillaVivimos en un país cuyo régimen político lleva 36 años robando el dinero de los ciudadanos a manos llenas. Bien es cierto que hasta el comienzo de la crisis a finales del 2007 a nadie le importó demasiado. Habiendo dinero para consumir, todo daba igual. Tampoco les importaba a los castellanos. Y eso que llevan todo estos años siendo el equipo perdedor en esta Liga amañada por árbitros catalanes y vascos, cuyo colegio es presidido por el árbitro mayor, el Estado Español. Mientras las comunidades castellanas se hunden económica y demográficamente. Mientras a los madrileños se les miente desde sus instituciones autonómicas, se les dice que no son castellanos, que no tienen identidad y de paso se les roba 1000 millones de euros. Mientras a Castilla La Mancha queda esquilmada en sus recursos económicos, naturales y en sus derechos sociales, cuando su presidenta acumula 3 cargos políticos con sus respectivos sueldos. Mientras la Junta de “Castilla y León” vende una Historia sesgada y manipulada a una región tan artificial como anciana, en trance de desaparición y permitiendo que su territorio sea objeto de subasta por parte del nacionalismo vasco. Mientras se dice a los castellanos de Cantabria que no lo son y se les oculta que su región es económicamente inviable y que depende totalmente del Estado para su financiación. Y mientras los Riojanos viven bajo la sombra del nacionalismo vasco y de espaldas a su historia y cultura castellanas. Mientras todo esto pasa en Castilla, los castellanos siguen en estado de coma y pensando y obrando, no en Castellano sino en español. No creo que haya otro ejemplo mayor de indolencia e ignorancia en toda Europa.

Estamos cerca del 23 de Abril, Día Nacional de Castilla, a falta de otra fecha mejor y fiesta regional de la autonomía de “Castilla y León”. Los partidos de esa región falsa e impuesta por el Congreso de los Diputados en 1983, han decidido no hacer un manifiesto como en años anteriores. Consideran que es innecesario, puesto que la región está consolidada. Una de las señas de identidad de esa región es la llamada Guerra de las Comunidades de Castilla. Una guerra iniciada en 1520 en Toledo y finalizada al año siguiente en esa misma ciudad castellana. Una guerra capitaneada por un hombre de Toledo, Juan de Padilla y tras su muerte liderada por su esposa, María Pacheco, toledana de adopción también. No deja de ser curioso que una región que dice ser histórica, hunda sus fundamentos esenciales ni más ni menos que en una ciudad ajena a ese territorio, Toledo, mientras por otro lado pisotea los derechos de los leoneses. Pero da lo mismo. A los castellanos del Norte, cuyas vidas transcurren de espaldas a sus paisanos del Sur y atrapados en ferias de abril y rocieras importadas de Andalucía, parece importarles poco. Lo mismo sucede al Sur de Guadarrama.

Imagino que ante este espectáculo los huesos de María Pacheco y de su marido deben estar retorciéndose de dolor y de rabia. Es el precio que los héroes pagan en una tierra cuyos habitantes tienen escasa memoria para los actos de valor. Por esa falta de memoria ni Padilla ni María Pacheco tienen aún monumento alguno en Toledo. Por esa falta de memoria, Juan de Zapata no goza de una miserable calle que le recuerde en Madrid. Por esa falta de memoria y de amor por la tierra propia, los castellanos se extinguen como cultura diferenciada de Europa en el marasmo de la multiculturalidad globalista y capitalista. Y en su abulia, no solo pierden su identidad. Adoptan también la insana costumbre de dejarse saquear a manos llenas por un Estado al que creen propio, cuando ese ente se ha mostrado siempre como una losa para Castilla, bajo monarquías, repúblicas y gobiernos de derecha e izquierda. De toda esta lamentable situación no solo son cómplices unos castellanos ignorantes. Lo son sus instituciones y sus partidos políticos. Algunos de los cuales no dudarán en pasear su traición por las tierras de Villalar de los Comuneros, envueltos en banderas españolas bicolores o tricolores. Tierras donde aquellos patriotas castellanos acudieron en su día, bajo un estricto código de honor, a luchar y morir por su tierra.

Ojalá ese honor rebrote algún día. Ojalá las amapolas comuneras se abran paso de nuevo entre cardos con olor a orines, charcos de aceite y de cerveza, puestos de gilipollería de mercadillo y entre la mediocridad de una fiesta que es ya de todo, menos comunera y castellana.

 

“Desde entonces ya Castilla no se ha vuelto a levantar. En manos de rey bastardo o de regente falaz. Siempre añorando una Junta o esperando un Capitán…”

(Poema Los Comuneros, Luís L. Álvarez)

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30 aniversario de la traición a Madrid y a Castilla.

madrid

No soy militante del PCAS, entre otras cosas porque no creo en la ficción de las 17 provincias y pienso que el respeto por Castilla empieza por respetar a León. Eso no quita para que haya apoyado a este partido en algunas contiendas electorales de carácter local. Tengo buenos amigos en ese partido, a día de hoy es la única alternativa castellanista posible y además coinciden conmigo en uno de mis frente de batalla principales, Madrid.

Madrid es Castilla, se pongan como se pongan y digan lo que digan estos políticos que pactaron en su día con las élites franquistas para repartirse el poder y la pasta en España. Quizá un día el PPSOE-IU nos expliquen porqué traicionaron a Castilla en la Transición y a que obedece que estos tres partidos, junto a UPyD, se comporten en esta tierra como caciques del Franquismo, defendiendo un nacionalismo español rancio y paleto, cuando en otras partes de España presumen de nacionalistas. En otros artículos ya he tocado este tema. Hoy solo os invito a que leáis el interesante artículo aparecido en la página del PCAS Madrid por su interés y elocuencia.

Y por cierto, aprovecho para aconsejar a la Agrupación de Madrid del PCAS la retirada de ese lamentable escudo con osos peleando con leones que aparece en dicha página.

http://pcasmadrid.org/content/el-30-aniversario-del-estatuto-que-ning%C3%BAn-madrile%C3%B1o-vot%C3%B3


Humor «duerolandiano»…

trapo

Espero que nadie se enfade, pero si es así ajo y agua. Algunos estamos muy hartos de que se juegue con dos pueblos que han sido anulados y borrados del mapa hace 30 años y que encima se pretenda que este estatus de secuestro y amordazamiento se perpetúe para siempre. Y si algunos el secuestro y anulación de dos pueblos históricos lo encuentran gracioso a diario. Los castellanistas no.

¡CASTILLA NO ES LEÓN – LEÓN NO ES CASTILLA!

 

 

mapa castilla


Si eres castellano no eres leonés…

Tampoco puedes ser a la vez gallego, catalán, vasco o andaluz. Las cosas son así de simples. Nadie puede tener dos identidades al mismo tiempo, salvo una persona con problemas psiquiátricos. No puedes ser Francisco y Ramón a la vez. Y aunque estas dos personas compartieran un mismo presidente en  su comunidad de vecinos, Francisco y Ramón no se habrian fusionado en uno.

Si además miramos hacia abajo y vemos que hay castellanos en eso que se llama Castilla La Mancha y que los de Madrid lucen una bandera roja por ser parte de Castilla. Si la lengua de Castilla, el Castellano, nació a caballo entre Santander y Logroño, hemos de suponer que también son castellanos como los de Ávila o Soria. ¿Entonces porque dar la espalda a tus paisanos para abrazar a quienes no son castellanos ni se sienten como tales?. ¿Porqué seguir engañándote a tí mismo?. ¿Si mañana te dicen que eres armenio, también lo vas a aceptar?. Que no te vendan burras… ni leones.

Los castellanos no existimos para el Estado, aunque aparezca un castillo en el cuartel del escudo español. Y el Estado por tanto no ejerce ningún tipo de justicia hacia nosotros. Por eso lleva 500 años dejando que Castilla se muera, mientras otros territorios han progresado a nuestra costa. Da igual si hay República o Monarquía, derechas o izquierdas. Castilla siempre pierde todos los partidos porque no tiene afición ni campo propio y además es el árbitro el que le roba el balón para dárselo al otro equipo. El Estado necesita súbditos leales que no piensen ni sientan. Como mucho que sean españoles, paguen sus impuestos y poco más. Así aceptarán en silencio que les roben las inversiones, las materias primas, pueblos enteros, agua, monumentos y lo que haga falta. Es más, un pueblo sin identidad y sin raíces, dejará que le pongan todos los vertederos nucleares que el Estado demande. En cambio, otros que sí cultivan su identidad y están orgullosos de ella, siempre se fumarán el mejor habano cuya colilla apagarán en la Meseta Central.

Si no defiendes tu identidad, otros te impondrán la suya (la «castellano-leonesa» o la «andaluzo-portuguesa» si hace falta). Si no defiendes tu tierra, otros se la quedarán. Y si aceptas que tu tierra siga dividida por quienes nunca han amado a Castilla, serás peor que ellos. No puede servirse a dos amos. Quien apoya a las actuales autonomías castellanas, está apoyando la división y la muerte de Castilla, aunque se ponga un pin de un castillo en la solapa. Ya es hora de sacar a Castilla de la siesta y que aprendamos a saber dar un puñetazo en la mesa. A nosotros no nos va a rescatar nadie porque a nadie importamos. Y juntos podemos.

Recuperemos Castilla. La nuestra. La de siempre. Sin leones ni apellidos. La de los hombres libres. La del orgullo. La de tus antepasados.

Es hora de hacer país. Es la hora de CASTILLA


2 de Mayo: Madrid es Castilla

Nos acercamos como cada año a celebrar el Día de la Comunidad de Madrid y como cada año no exento de la tradicional artificialidad de esta fecha. No en vano, el 2 de Mayo de 1808 los madrileños no se alzaron contra las tropas francesas para luchar por su autonomía ni por su estatuto. Fue la chispa de un alzamiento nacional contra la opresión francesa. Que esta fecha haya sido elegida por las autoridades madrileñas como día de la región, solo pone de manifiesto un intento de ocultamiento deliberado de la existencia de la región castellana. Algo muy similar ocurre en Castilla y León con Villalar, que se apropia de la figura de los Comuneros y de la Guerra de las Comunidades, cuando aquella guerra implicaba a toda Castilla y no solo a un ente autonómico tan artificial y ridículo como es el madrileño, cantabro o el riojano.

Para los castellanistas la frase «Madrid es Castilla» es ya algo tradicional. Pero para los madrileños es poco menos que un lema extraño y estrambótico. Y esto es debido a una implacable labor de involución cultural e identitaria por parte de la propia Comunidad de Madrid, que durante estos casi 30 años de autonomia, ha hecho lo posible por lavar el cerebro a la población de Madrid para hacerle olvidar quien es y de donde procede. Los esclavistas negreros en Estados Unidos hacian algo similar con las personas de raza negra que traían presas desde África. El primer requisito para un esclavo dócil es hacerle olvidar su lengua, su religión y su nombre. En resumen, borrar su identidad. ¿Demagogia por mi parte?. Ninguna. A la realidad de Madrid me remito hoy. La frase más repetida durante 8 años de presidencia de la Comunidad por parte de Alberto Ruíz Gallardón ha sido «la identidad de Madrid es que no tiene». Frase recuperada en más de una ocasión por Esperanza Aguirre. De lo que podría deducirse que Madrid no tiene lengua propia, costumbres propias, historia propia y tradiciones propias. El problema es que la Historia está ya escrita y nos dice una y otra vez que Madrid jamás ha sido nada distinto a Castilla desde hace siglos. No voy a entrar ahora en disquisiciones históricas. Me voy a remitir al propio Estatuto que define a Madrid como región castellana. Me remito a su bandera, que es roja por Castilla y me remito a su escudo, rojo por Castilla y que lleva dos castillos por ser el enlace entre las dos Castillas. Pero voy más lejos. Incluso en Madrid Capital, tan cosmopolita como la catalanísma Barcelona, la Lengua y tradiciones de sus habitantes son las castellanas. La misma Lengua Castellana que se habla en Toledo o en Burgos se habla en Madrid. Aquí no hay ceceo ni seseo. Londres es también muy cosmopolita y capital del Reino unido, pero a nadie se le ocurrió por ello convertirla en un ente autónomo que creciera de espaldas a Inglaterra. Pero en una España que ha intentado ser un copia y pega de la centralista Francia, las cosas se han hecho de manera lamentable.

Tras estos casi 30 años de ocultamiento y de hacer todo de espaldas al pueblo de Madrid (todo el proceso autonómico de las comunidades castellanas se hizo así, desde las sombras y casi en secreto, típico de traidores), España se encuentra en un callejón sin salida, que los castellanistas llevábamos anunciando desde los años ’80, y es la inviabilidad de las 17 autonomías, empezando por las 5 castellanas. Y ahora los mismos partidos que traicionaron esta tierra (PSOE, PCE, AP, UCD) no saben como salir del atolladero. Nosotros volvemos a insistir en la urgente necesidad de unir a todas las comunidades castellanas. Que Madrid tenga su propio parlamento resulta tan ridículo como el que tiene La Rioja, Cantabria, Castilla y «León» o Castilla La Mancha. Pero aparte de ridículo, es que no podemos pagarlo.

Castilla se hunde ante la indolencia de su pueblo (ignorante de sí mismo) y la desidia de sus políticos. Madrid también. Los resultados económicos ocultan una grave realidad y es que la autonomía madrileña crece por encima de la media española gracias a los impuestos de más de 6 millones de personas que viven en esta artificial región. Madrid apenas tiene industrias o agricultura y de no ser por sus numerosos contribuyentes y por albergar en ella la capitalidad de España, estaría tan despoblada y empobrecida como Soria. Los números son claros, de 65.000 millones que da al Estado la CAM, solo 15.000 se quedan aquí. Madrid se convierte por ello en un jugoso pastel no solo para el propio Estado, sino para la periferia española, que es a donde va la mayor parte de esa inversión y que bien podria quedarse en las regiones castellanas que lo necesitan más que nadie. Esto es lo que consiguieron en 1983 nuestra gloriosa clase política. Romper Castilla, quitarle Madrid y por tanto robarle la única provincia con un cierto grado de desarrollo. Castilla sin Madrid no tiene futuro alguno. Pero tampoco voy a echar toda la culpa a los partidos nacionales. Los partidos y formaciones castellanistas también han hecho una labor lamentable en este sentido. Unos apoyando un provincianismo caciquil típico de nuestra tierra, que niega por ejemplo que Madrid pueda ser Castilla por albergar la capital de España y otros solo centrados en su obsesión por fagocitar como fuera a otra región desaparecida del mapa español. Me estoy refiriendo a la Región Leonesa. Lo que viene a demostrar cual es una de las causas por las que el Castellanismo hoy es una corriente o corrientes residuales en la propia Castilla; sus graves errores de análisis de la realidad castellana. Porque una vez más, insisto, el futuro de Castilla pasa por Madrid y no por León, Zamora y Salamanca. Que además tienen el justo derecho a volver a ser lo que siempre fueron, el Reino de León o la Región Leonesa.

¿Y que necesita Madrid de Castilla?. Madrid necesita descongestionarse. No puede haber desiertos demográficos y económicos en la Meseta y más de 6 millones de personas hacinadas en una sola provincia. Si Castilla y «León» van camino de ser un desierto humano y una región de ancianos, Madrid va camino del colapso demográfico. Madrid no puede seguir siendo un oasis en medio de un páramo yermo. Y desde luego Madrid necesita beber de sus hermanas castellanas para recuperar su IDENTIDAD. Porque vuelvo a repetir, 30 años de autonomía solo han servido para convertir a la CAM en el centro de la España cañí. La España que solo entiende de Toros y Flamenco. La España de Manuel Fraga y su Spain is Different. La España centralista, jacobina, paleta y negadora de la riqueza cultural de nuestro país. De no ser por los museos de la Capital, la CAM figuraría hoy a la cola de la oferta cultural de todas las regiones españolas. Parece que nuestras autoridades autómicas están más interesadas en convertir en andaluces a los madrileños, que en servirles con eficacia en sus derechos como ciudadanos.

Parafraseando a Cambó, me gusta decir que mi manera de ser español es sentirme profundamente castellano. España es un precioso puzzle de culturas e identidades. Todas ellas merecen el mismo respeto y consideración. Negar una de las piezas clave de este puzzle como es Castilla, es atentar contra los propios cimientos de la nación española, a la que hoy nuestra clase política ha convertido en un mero mercado en el que Castilla paga la cuentas y a cambio solo recoge los odios de la periferia. Esta España insostenible se está viniendo a abajo. Ha entrado en un proceso irreversible de disolución, si nadie lo evita. La presencia de Castilla se hace cada vez más urgente y Madrid ha de ser su punta de lanza. Basta ya de negar la evidencia del desastre de este estado autómico construido sobre los escombros de Castilla. Basta ya de historicismos estúpidos que no conducen a ninguna parte. Basta ya de centrar el debate en León. Basta ya de manipular a los castellanos y particularmente a los madrileños. Basta ya de negar a Castilla y la castellanidad de Madrid. 30 años de mentiras son suficientes.

¡Viva la unidad de Castilla y viva Madrid castellano!


Hacia otro Castellanismo.

Hace tiempo algunos castellanistas que veníamos del castellanismo político y viendo el pobre horizonte cultural de nuestra tierra y en general el oscuro destino que aguardaba a Castilla, decidimos unir nuestras fuerzas. Ante el agotamiento de los distintos proyectos políticos castellanistas y no ambicionando poltronas ni prebendas, nos decidimos por crear una Asociación Cultural.

También decidimos revisar en profundidad el concepto de Castilla, que se nos antojaba alejado de la realidad y sobre todo de la tradición histórica. Como en todo nacionalismo o regionalismo, siempre hay algo de falsedad o de artificialidad y tampoco de eso se ha librado el Castellanismo. Desde los irreales y ridículos mapas de Carretero, a ese otro de 17 provincias, convertido hoy en dogma tridentino por parte de algunos. Sin olvidarnos de los que simplemente añoran la Corona de Castilla y León por completo, incluidas sus posesiones en ultramar. Es una falsedad decir que todas las comunidades de villa y tierra son Castilla porque resulta que también las hay fuera de Castilla. Es una falsedad justificar la absorción de la Región Leonesa (León, Zamora y Salamanca)  en base a que a partir del 1230 los reinos de Castilla y León comenzaron a compartir un mismo rey (como sucedió por ejemplo entre Aragón y Cataluña), porque compartir un rey no es fusionar a dos pueblos diferentes. Es una falsedad identificar al Reino de León del  año 1230 con las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca, porque entonces la Corona Leonesa ocupaba una extensión mucho mayor que estas 3 provincias. Es una falsedad apropiarse de la exclusiva de la Guerra de las Comunidades, cuando su ámbito rebasó  a la Castilla propiamente dicha, salvo que consideremos a Andalucía, País Vasco o a Alicante como castellanas. Y además dicha Guerra comenzó en Toledo en 1520 y finalizó en 1521 en esa misma ciudad castellana y no en Villalar. Es una falsedad decir al pueblo castellano que Los Comuneros usaban una bandera morada, cuando su signo distintivo fue una cruz roja por ser este el verdadero color castellano. Es una falsedad decir que El Empecinado usaba esa misma bandera morada en su guerra contra Fernando VII porque no hay ni un solo documento o testimonio que así lo indique. Y es una falsedad y esta quizá de las más graves, afirmar ante los castellanos que Castilla son 17 provincias porque así se firmó en un Pacto Federal Castellano, cuando el mismo fue un simple manifiesto del Partido Republicano Federal de 1869, que solo representaba si acaso a los miembros de dicho partido y no a Castilla. Entiendo que muchos han dedicado buena parte de su vida a defender estos dogmas, pero por ese camino hemos llegado donde estamos. El Castellanismo hoy es marginal y casi inexistente y el que existe ya ha tocado techo. Culpar simplemente al dogmatismo sería injusto por mi parte. Está más en la actitud de los propios dogmáticos que no solo han confundido el medio (el partido) con el fin (Castilla), sino que además nunca entendieron que un partido que se construye entre todos, pertenece a todos y no es patrimonio de nadie. Y esta realidad se ha repetido una y otra vez bajo estas u otras siglas, bajo esta u otra formación política y así fueron desapareciendo una tras otra.

Por estas y otras razones algunos nos decidimos a ser más prácticos, sin que eso significara ser menos rigurosos a la hora de decidir de qué Castilla estábamos hablando. De modo que no nos marchamos al 1230, ni a las opiniones de los literatos del 98, de Onésimo Redondo, Gumersindo de Azcárate o de Sánchez Albornoz. Este último gran medievalista, pero que en realidad siempre confundió a Castilla con la Corona de Castilla y León y a estas dos con su idea de España, para al final bendecir segregaciones graves como Cantabria, La Rioja o toda la Castilla Sur y el nacimiento de engendros autonómicos como la comunidad autónoma de Castilla y León. Que una persona sea experta en algo, no la convierte en experta en todo y desde mi punto de vista el Sr. Albornoz no era ni fue nunca castellanista y es una de las personas que más daño ha hecho a la identidad castellana. Pero como decía, pensamos en acercarnos algo más a la realidad y dejamos de rebuscar en el 1230 o en 1869 para centrarnos en la madre del cordero que es la Constitución de 1978. En realidad es de aquí de donde parten los grandes males que azotan a nuestra tierra. Porque si hasta entonces habíamos tenido una Castilla dividida en dos, a partir de ese año y hasta 1983 vimos nacer 5 divisiones más. Con todo, la Constitución de 1978 reconoce algo importante, las provincias. Y por otro lado habla de autonomías pero no nombra cuáles, dado que hasta 1983 no se promulgaron los últimos estatutos autonómicos de las comunidades castellanas. Si la Constitución no menciona cuáles son las actuales comunidades autónomas castellanas, obviamente los artificiales límites geográficos e institucionales entre ellas pueden cambiarse. Lo que a dogmáticos y desertores siempre les pareció una utopía, a nosotros en cambio nos pareció algo cercano y realizable. No se trata de volver a Castilla La Vieja y La Nueva, que eran regiones meramente existentes en los mapas escolares. Se trata de unir a las provincias que formaban esas dos regiones sin olvidarnos de Albacete, que ha estado casi dos siglos intentando despegarse de su hermanastra murciana. ¿Significa eso que nos olvidamos de Utiel y Requena?. No, para nada. Esto es un punto de partida. Si los demás no tienen reparos en fijar públicamente su vista en territorios que llevan siglos siendo castellanos, nosotros tampoco tendremos complejo alguno en denunciar y gritar a los cuatro vientos lo que estimemos justo para Castilla y los castellanos. Lo que tampoco significa que estemos 30 años discutiendo si el pueblo de mi abuela que tanto me quería, es o no castellano.

Tampoco nos olvidamos de ser solidarios y de ser justos. Si desde hace siglos en toda la Cartografía española y europea había sido una constante la existencia del Reino de León. Y si desde 1883 hasta 1983 había existido una Región Leonesa, pretender obviar estos hechos y reclamar como Castilla lo que nunca había sido tal, nos parecía una estupidez. Sabíamos que esto no iba a gustar en un sector del castellanismo morado, acostumbrado a imponer sin oposición alguna su idea de Castilla, pero nos dio igual. Y para nuestro asombro, nos dimos cuenta de que mucha gente compartía nuestro punto de vista. No solo nuestros hermanos leoneses claro, sino muchos castellanos en Burgos, en Segovia, en Toledo, Valladolid o en Guadalajara. Y es que el respeto que uno pide para sí, comienza por el respeto al prójimo. La misma injusticia cometida contra Castilla por parte de la clase política del Régimen del 78, se hizo también contra la Región Leonesa; cuando encima hubo mucha más movilización popular en contra en esa región, que en las dos castellanas. Y no olvidemos que el propio estatuto de la comunidad autónoma de Castilla y León habla y se remite a dos reinos.

¿Porqué una asociación cultural y no un partido político?. Simplemente porque nos pareció algo más plural, más abierto a todos y más cercano que un partido político. Como he dicho, aquí no nos vamos a matar por una poltrona en tal o cual ayuntamiento, ni vamos a vender a nuestra tierra por un plato de lentejas, venga del PSOE, del PP o de quien sea. Eso se lo dejamos a los demás. Además pensamos que era la mejor manera de crear una corriente de opinión. Somos muy conscientes de nuestros límites, pero si el ecologismo y el feminismo han podido calar en algunos partidos, el Castellanismo no tiene porqué ser menos. El triunfo comienza con la voluntad, decía Kipling. Y no olvidemos que partidos que ejercen como nacionales en las comunidades castellanas (PSOE-PP-IU), son regionalistas o abiertamente nacionalistas en Cataluña, Galicia, Valencia o Andalucía.

Ese es nuestro propósito junto con el de velar, defender y promocionar el basto legado cultural de Castilla. Hoy amenazados por una identidad falsamente española que solo entiende de Flamenco y Toros y sobre todo por un peligroso proceso de Globalización, que supone la mayor amenaza para todas las Culturas e Identidades de los pueblos de la Tierra.

De Santander a  Ciudad Real y de Toledo a Logroño, pasando por Madrid, todo es Castilla. No buscamos nada más. Tampoco molestar a nadie, pero al que le moleste, ajo y agua que diría un castizo. Hace siglos algunos se empeñaron en meter en la cárcel a quienes defendían que la tierra era redonda o que no ocupaba el centro del Sistema Solar. No hace mucho tuvieron que pedir perdón. Nosotros respetamos todas las ideas, incluso las que no nos gustan. Solo esperamos el mismo trato por parte de los demás. Lo nuestro es una opinión y sobre todo una pasión por nuestra tierra a la que amamos tanto como el que más, no un dogma que queramos imponer a nadie. No estamos aquí para ganar dinero o fama. Estamos porque tenemos una deuda con esta bendita tierra de Castilla, con su Historia y Cultura y sobre todo con nuestros antepasados que nos observan desde las estrellas. Castilla tiene derecho a existir dentro de España y dentro de Europa. No para ser más que nadie pero tampoco para ser menos. A esta tarea os animamos a todos los castellanos de bien. Y no hay mayor bien que la lucha justa, noble y santa que es la lucha por Castilla. El Pendón Carmesí volverá a ondear sobre nuestra tierra, cueste lo que cueste y pese a quien le pese.

¡Viva Castilla Unida!